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Charles Berlitz
El misterio de la Atlántida
EDITORIAL POMAIRE
Barcelona
Bogotá - Buenos Aires - Caracas
México - Montevideo - San José de Costa Rica
Santiago de Chile
Título original:
The Mystery of Atlantis
Edición original:
Grosset
&
Dunlap, Publishers,
Nueva York, 1971
Traducción:
José Cayuela
© 1969 by Charles Berlitz
© 1976
by
EDITORIAL POMAIRE, S. A.
Avda. Infanta Carlota, 114 / Barcelona-15 / España
ISBN: 84-286-0117-8
(tela)
ISBN: 84-286-0116-X
(rústica)
Depósito Legal: B. 34.127-1976
Printed in Spain
FOTOCOMPOSICIÓN YATE MOTONÁUTICA
Diputación, 304 / Barcelona – 9
Impreso por
GRÁFICAS NI. PAREJA
Montaña, 16 / Barcelona – 13
Charles Berlitz
El misterio de la Atlántida
PRÓLOGO.........................................................................................................................................................................................................3
LA ATLÁNTIDA: ¿LEYENDA O REALIDAD?................................................................................................................4
LA ATLÁNTIDA VUELVE A
SER ACTUALIDAD
.................................................................................................................8
EL MISTERIO DE LA ATLÁNTIDA....................................................................................................................................10
LA ATLÁNTIDA: UN RECUERDO PERSISTENTE........................................................................................................20
HACIA EL ABISMO DEL OCÉANO................................................................................................................................26
DE CÓMO LA ATLÁNTIDA CAMBIÓ LA HISTORIA DEL MUNDO................................................................................33
LA EXPLICACIÓN ATLÁNTICA.....................................................................................................................................37
ALGUNAS TEORÍAS SOBRE LA ATLÁNTIDA...........................................................................................................48
LA ATLÁNTIDA Y LOS CIENTÍFICOS.........................................................................................................................60
LA ATLÁNTIDA: LENGUA Y ALFABETO..................................................................................................................68
¿DÓNDE ESTABA LA ATLÁNTIDA?............................................................................................................................77
¿ES POSIBLE ENCONTRAR LA ATLÁNTIDA?..........................................................................................................84
EL HALLAZGO DE LA ATLÁNTIDA..................................................................................................................................88
BIBLIOGRAFÍA...............................................................................................................................................................................................92
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Charles Berlitz
El misterio de la Atlántida
Prólogo
Mientras la Humanidad se precipita hacia el futuro y se adentra en el espacio sin
límites, sus horizontes se ensanchan también
hacia atrás
y su interés por conocer el
pasado se hace cada vez mayor. Las fronteras de la civilización primitiva retroceden cada
año un poco más. Los nuevos descubrimientos y la nueva información recogida gracias al
procedimiento del Carbono 14 (que ayuda a determinar la antigüedad de ciertos
instrumentos) hacen pensar que el hombre era ya civilizado, en grados diversos, miles de
años antes del período generalmente aceptado y no siempre en los lugares que hasta
ahora parecían idóneos, como el Creciente Fértil del Oriente Medio.
¿Dónde estuvo localizada la primera civilización? ¿Fueron las demás "exportadas"
desde un núcleo central? ¿Existió alguna otra cultura, más antigua y con mayores
conocimientos, que ayudó a formar Egipto, Sumer, Creta, Etruria, las islas del
Mediterráneo y costas adyacentes, y que influyó incluso en las culturas americanas?
En respuesta a todos estos interrogantes surge, difusa pero acuciante, una palabra
semejante al eco de un pasado incierto, algo así como el nombre que se pronuncia en un
océano brumoso. La palabra es... Atlántida.
Para muchos, la Atlántida es el continente atlántico desaparecido; la cuna original de la
civilización; una tierra dorada y bella que desapareció por una serie de convulsiones
cuando se hallaba en la cumbre de su poder y que yace ahora en el fondo del océano,
mostrando en la superficie sólo las cimas de sus montañas.
Para otros, la Atlántida es sólo una leyenda inventada por el filósofo griego Platón, que la
utilizó como escenario de dos de sus Diálogos, y que se ha conservado en la imaginación
popular a través de diversas versiones desarrolladas durante siglos. Y para otros aún, es
una auténtica precursora de las civilizaciones primitivas, atestiguada por documentos
antiguos, aunque incompletos, pero situada no en él Atlántico, sino en otro lugar.
Naturalmente cada una de las posibles localizaciones cuenta con numerosos partidarios.
Si consultamos la enciclopedia, veremos que la Atlántida está considerada como "una
leyenda" y que no entra dentro de la historia documentada. Sin embargo, geólogos y
oceanógrafos coinciden en que algo semejante a un continente existió alguna vez en el
Atlántico, si bien dudan a la hora de situarla dentro del ámbito de la Humanidad civilizada.
Lo cierto es que la Atlántida está todavía junto a nosotros, ahora más que nunca.
Forma parte de nuestra cultura, creamos en ella o no; ha sido tema de más de tres mil
libros; ha inspirado a los clásicos; ha influido en la historia e incluso contribuyó al
descubrimiento del Nuevo Mundo.
Cada vez que se descubre una ciudad o una cultura submarinas —cosa que ocurre y
ocurrirá con mucha frecuencia, debido al crecimiento paulatino del nivel de las aguas en el
mundo y al hundimiento de algunas zonas de la costa—, la Atlántida surge como una
palabra mágica en los labios del descubridor. El año pasado la Atlántida fue "descubierta"
en el Mediterráneo, en la isla de Tera, que experimentó la desaparición de algunas partes
de su territorio en el mar, a causa de antiguas erupciones volcánicas.
Por otra parte, los admirables relatos de Edgar Cayce predijeron que en 1968 ó 1969
surgiría un templo atlántico cerca de las Bimini, en las Bahamas, y lo cierto es que se han
observado algunas estructuras submarinas en los alrededores, que en el momento de
escribir este libro se hallan en proceso de investigación.
La leyenda de la Atlántida —si de leyenda puede hablarse— está en todo caso llena de
vida y en constante autorrenovación, como esa otra tan conocida del
ave Fénix. Mientras
cada generación va aprendiendo de su gran memoria ancestral (el continente o paraíso
perdido en el fondo del mar), surgen nuevas preguntas y se formulan nuevas
explicaciones. Y con los equipos de investigación de que se dispone actualmente es posible
que haya llegado el momento en que surja la solución de este antiguo enigma y la
reconsideración de la antigüedad del hombre civilizado y del lugar en que apareció su
primera gran civilización.
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Charles Berlitz
El misterio de la Atlántida
*
La Atlántida: ¿leyenda o realidad?
La Atlántida constituye la novela de misterio más grande del mundo. Su nombre
mismo evoca un enigmático sentimiento de familiaridad y memorias perdidas, lo que es
natural, puesto que nuestros antecesores han hecho conjeturas acerca de ella durante
miles de años.
Si buscamos la palabra Atlántida en una enciclopedia, podemos leer que se trata de un
continente perdido y "mítico" y, entre otras referencias, veremos que fue descrita por
Platón en el siglo IV a.C., en dos de sus Diálogos,
Tlmeo
y
Critias,
en los que hace
referencia a una visita de Solón a Egipto. Entonces se enteró de que los sacerdotes de
Sais guardaban documentos escritos acerca de "una isla-continente situada más allá de
las Columnas de Hércules (nombre que se daba en la Antigüedad a Gibraltar) llamada
Atlántida y que era el corazón de un grande y maravilloso imperio" y que tenía una
población muy numerosa, ciudades de techos dorados, poderosas flotas y ejércitos de
conquista e invasión.
En su descripción de la Atlántida, Platón señala que "la isla era mayor que Libia y Asia
juntas (al parecer con el nombre de Libia se designaba la parte de África entonces
conocida) y podía pasarse a través de ella al continente opuesto, que bordeaba el
verdadero océano..."
El filósofo griego describe la isla como un paraíso terrestre, mezcla de imponentes
montañas, fértiles llanuras, ríos navegables, ricos depósitos de minerales y una numerosa
y floreciente población. Este poderoso imperio "desapareció bajo el mar en un solo día,
con su noche".
Según los cálculos de Platón, el hundimiento se produjo unos 9.000 años antes de su
época; es decir, hace unos 11.500 años. Su alusión a este continente perdido —al que nos
referiremos con más detalle en el capítulo 3 - fue, alternativamente, creída y puesta en
duda a lo largo de los siglos. Parte de lo que Platón afirmaba tuvo su confirmación con el
descubrimiento del "continente opuesto'" en 1492. Conforme aumentan los conocimientos
sobre la profundidad del océano se sitúan cada vez más lejos en el tiempo los límites de la
prehistoria de la Humanidad, y es posible que otros
puntos del relato de Platón sean
reconocidos como igualmente ciertos.
Verdaderos o no, y cualesquiera que sean las connotaciones psicológicas, hay un gran
flujo de la memoria de la raza que apunta hacia algún lugar del Atlántico, señalándolo
como la cuna tribal o racial de un paraíso terrestre hacia el que fluyen las almas después
de la muerte.
Si la Atlántida hubiese existido, las tribus y razas que han poblado el perímetro
a
ambos lados del Atlántico
lo recordarían, o al menos habría alguna referencia de ella en la
memoria tribal o en los documentos escritos. En este sentido debemos dejar constancia de
una curiosa coincidencia de nombres. El galés y el inglés antiguo situaron en el océano
occidental el emplazamiento de su paraíso terrenal, que llamaban
Avalan.
Los griegos de
la antigüedad situaron la isla más allá de las Columnas de Hércules y la llamaron
Atlántida. Los babilonios ubicaron su paraíso en el océano occidental y le dieron el nombre
de
Aralu,
mientras los egipcios colocaron la morada de sus almas "en el extremo
occidental, y en el centro del océano" y lo denominaron, entre otros, con los nombres de
Aaru
o
Aalu
y también
Amena.
Las tribus celtas de España y los vascos conservan las
tradiciones de su tierra natal en el océano occidental, y los galos autóctonos de Francia,
especialmente los que habitaban las regiones más occidentales, conservaban la tradición
de que sus antepasados provenían de algún lugar en el medio del océano occidental, como
consecuencia de una catástrofe que destruyó su tierra de origen. Los árabes creían que el
pueblo de
Ad
vivió antes de la gran inundación y fue destruido por las aguas como castigo
*
Para una explicación de los dibujos que ilustran el encabezamiento de cada capítulo, véase pág. 214.
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Charles Berlitz
El misterio de la Atlántida
por sus pecados. Las antiguas tribus del Norte de África mantenían las tradiciones de un
continente situado al Oeste, y existen noticias de tribus llamadas
Atarantes
y
Atlantioi,
así
como un mar actualmente seco,
Attala
y, naturalmente, las montañas
Atlas.
Cruzando el
Atlántico advertimos que en las Islas Canarias (que en teoría constituyen las cumbres
montañosas de la Atlántida) existen una serie de antiguas cavernas llamadas
Atalaya,
cuyos habitantes conservaban, incluso en la época romana, el recuerdo del hundimiento
de la isla-continente.
Tanto en América del Norte como en Sudamérica, nos encontramos con una serie de
extraordinarias coincidencias. La mayor parte de las tribus indígenas conservan leyendas
que dicen que su origen está en Oriente o que obtuvieron los adelantos de la civilización
de unos superhombres llegados desde un continente oriental El pueblo azteca conservó el
nombre de su tierra de erigen: Aztlán, y la palabra misma, azteca, es una derivación de
Aztlán. En el idioma azteca (náhuatl),
atl
significa "agua" y la misma palabra tiene igual
significado en el lenguaje beréber del norte de África. Quetzalcóatl, dios de los aztecas y
de otros pueblos mexicanos, era según se dice un hombre blanco, que usaba barba y llegó
al valle de México desde el océano, volviendo a Tlapallan una vez concluida su misión
civilizadora. En su libro sagrado, los maya- quichés se refieren al país oriental donde en
un tiempo habían vivido como si fuera un verdadero paraíso, "en el que blancos y negros
vivieron en paz" hasta que el dios Hurakan (huracán) se enfureció e inundó la tierra.
Cuando los conquistadores españoles exploraron Venezuela por primera vez encontraron
un reducto denominado Atlán, que estaba poblado por indios blancos (o que a los
españoles les parecieron blancos), cuyos antepasados eran sobrevivientes, según decían,
de una tierra inundada.
Tal vez la más notable de todas estas coincidencias lingüísticas sea la que presenta el
idioma inglés. El nombre mismo del océano en que nadamos, navegamos o sobrevolamos,
Atlántico, podría ser un nexo de unión con la leyenda de las antiguas ciudades doradas
que yacen en el fondo de las aguas. Ciertamente, la palabra proviene de Atlas, el gigante
de la leyenda griega que sostenía el cielo. Pero, ¿acaso no era la propia leyenda de Atlas
una alegoría de poder, el poder del imperio atlántico quizás? En griego, Atlántida significa
"hija de Atlas".
Las leyendas sobre una gran inundación y sobre la desaparición de una civilización
avanzada son comunes a casi todas las razas, naciones y tribus que poseen documentos
escritos o tradiciones orales. Se ha sugerido que la similitud entre nuestros escritos
bíblicos acerca del Diluvio y los de Sumer, Asiría, Babilonia, Persia y otras antiguas
naciones mediterráneas podrían tener su origen en los recuerdos de una gran inundación
ocurrida en el Oriente Medio. Pero, ¿serviría esto también para explicar las leyendas de
inundaciones que se conservan en Escandinavia, China, la India y en la gran mayoría de
las tribus aborígenes del Nuevo Mundo, tanto en América del Norte como en
Sudamérica?
Dichas leyendas, con sus reiteradas alusiones a sobrevivientes que levantaron una
nueva civilización sobre las ruinas de la antigua, existen en todo el mundo y
aparentemente se refieren a algo que realmente ocurrió. Sin duda, debe considerarse que
si la tierra estuviese cubierta sólo por las aguas, éstas no habrían podido retroceder, ya
que carecerían de un punto al cual dirigirse. De ahí que uno pueda presumir que la gran
inundación, tal como la recordaron sus sobrevivientes, describía un fenómeno especial,
acompañado de lluvias y perturbaciones climatológicas, durante las cuales a los
sobrevivientes les pareció que el mundo entero había quedado bajo el agua. Son estos
recuerdos, lo mismo que aquellos que hablan de un paraíso terrestre, habitualmente
localizado en una isla hermosa y fértil en medio del Atlántico, los que unidos a las
numerosas referencias de los autores clásicos a dicha isla, han fascinado a los hombres de
todas las épocas y contribuyeron sin duda al descubrimiento y conquista de América.
Quienes rechazan la teoría atlántica argumentan que tendrían que existir más
referencias a la Atlántida en la Antigüedad que aquellas de las que disponemos (y que
vamos a examinar más adelante). Sin embargo, considerando el estado de los
documentos antiguos y
considerando la posibilidad de que se descubran otros, resulta
asombroso que tengamos todo lo que tenemos. Sabemos con certeza que algunos de los
documentos relacionados con la Atlántida se perdieron, porque varias de las referencias de
que disponemos aluden a otros más completos, que se han extraviado. Aparte de la
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